Comentario por:
Angélica Thumala Olave
Reacción al foro
Origen y Futuro de la Teología de la Liberación
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“La fuerza ética de la crítica liberacionista permanece intacta”

En su texto, Jorge Costadoat toca varios puntos importantes en torno al origen y el destino de la Teología de la Liberación (TL). En este comentario yo asumo como especialmente pertinente para la sociología el examinar uno de ellos: el asunto de su pérdida de popularidad. Afirma Costadoat que “el mayor problema de esta teología, al menos su versión más conocida, ha sido irse quedando ‘sin iglesia’. Sea por los acelerados procesos de individuación, sea por el descuido [de] las CEBs (Comunidades eclesiales de base) por parte del clero, cuando no por un política suya de recuperación del poder sobre los fieles, la Teología de la liberación ha ido perdiendo su lugar de arraigo.” (p.3) Todos las razones que Costadoat menciona son, en efecto, cruciales, incluyendo las que aparecen más adelante en su artículo: la represión de los teólogos de la liberación, el desprestigio del comunismo, la inhabilidad de la TL de combatir las consecuencias del capitalismo, y el traspaso de miembros de las comunidades de base católicas hacia el pentecostalismo. Esto último lo más revolucionario que ha ocurrido en el ámbito religioso de América Latina durante el siglo XX.

Particular atención merece la sugerencia de un declive de la TL por su asociación con ideas revolucionarias. Esta idea tiene sus límites. Es necesario recordar que la propuesta liberacionista, al menos en la versión inicial de Gutiérrez, no era la revolución proletaria (Lehmann 1990, p. 127). El proyecto era revolucionario en el sentido de vincular el cambio social con la conversión. La pobreza, pensaba Gutiérrez, tiene el potencial de generar tanto conflicto social como evangelización. Las luchas de los pobres contra su opresión pueden generar conversión y tienen el potencial de extenderse a toda la sociedad (Gutiérrez 1983, p. 119). Es cierto que la pregunta central de la TL -¿Cómo decirle al que sufre injustamente que Dios lo ama?- es equivalente a la pregunta laica de Marx ¿Cómo explicar, en condiciones de riqueza sin precedentes, la explotación y miseria de los trabajadores que generan esa riqueza? Pero la respuesta al problema de la teodicea no era la usurpación violenta del poder. Que esa sea la interpretación popular de la TL es, en parte, herencia del clima de polarización política del período en el que la TL resultaba más amenazante y cuando, como consecuencia, sus oponentes dentro y fuera de la Iglesia Católica consideraron necesario simplificar para vilificar. Si a esto sumamos el declive de la identificación con y la confianza en la Iglesia Católica así como el aumento de la no creencia durante los últimos años, no es sorprendente que la cantidad de personas dispuestas a defender el proyecto de la TL sea baja. El debate académico en las ciencias sociales, por su parte, daba por muerta a la TL ya en los años 90 y la distinguía de su posible legado en algunos movimientos sociales (Smith 1991, Lehmann 1996, de Groot 1997).

 

Dado que el compromiso de la TL sigue siendo terminar con la opresión de los mas débiles, coincide con las teorías y epistemologías “del sur”, las teologías feministas, negras e indígenas, y con variantes del eco-feminismo, algunas de las cuales Costadoat describe como sujetos emergentes, a pesar de que ya no son tan nuevas. Estas voces alternativas le ofrecen a la TL recursos para su autocrítica y renovación. El trabajo de la teóloga y eco-feminista brasileña Ivone Gebara (1999, 2017), por ejemplo, si bien es crítico de la TL por considerarla “antropocéntrica y androcéntrica” (Gebara 1999, p. 46), comparte con ella el objetivo central de la liberación de los oprimidos. Si no como una teología unitaria, como aspira Costadoat, la TL puede sobrevivir al menos como parte de un conjunto diverso de proyectos de empoderamiento de grupos sociales subalternos o minoritarios. Aunque hay diferencias irreconciliables, como aquella entre el humanismo de la TL y el post-humanismo de algunas vertientes del eco-feminismo-, se podría decir que el espíritu de la TL sobrevive en estos movimientos intelectuales y en sus activismos políticos. Esto es porque la fuerza ética de la crítica liberacionista permanece intacta. La vigencia de la pregunta central de la TL y del Marxismo no solo se ha mantenido sino que se podría decir que ha aumentado. En el contexto actual de una acumulación capitalista tanto mayor que la observada por Marx así como del aumento en la desigualdad, el poder ético, intelectual y emocional de la pregunta por la injusticia es indudable. Las olas de protesta y descontento de los últimos años en Chile y en otros países del continente latinoamericano expresan una indignación moral usualmente difusa, variopinta y no partidista, pero que apela al bien común y a una humanidad compartida (Thumala 2018). Como sugiere Costadoat, las demandas de cambio actuales son mas reformistas que revolucionarias, pero la pregunta que las inspira sigue siendo la misma.

Referencias:

De Groot, C.F.G (1997) “The Legacy of Liberation Theology” European Review of Latin American and Caribbean Studies 62: 93-97.

Gebara, I. (1999) Longing for Running Water: Ecofeminism and Liberation. Minneapolis: Fortress Press.

Gebara, I. (2017) O que éteologia feminista. Sao Paulo: Editora Brasiliense.

Gutiérrez, G. (1983) The Power of the Poor in History Markynoll, New York: Orbis Books.

Lehmann, D. (1990) Democracy and development in Latin America: economics, politics and religion in the post-war period Cambridge: Polity Press.

Smith, C. (1991) The Emergence of Liberation Theology. Chicago: University of Chicago Press.

Thumala Olave, M. A. (2018) «Civil indignation in Chile: Recent Collusion Scandals in the Retail industry» en The Civil Sphere in Latin America Ed. Jeffrey Alexander and Carlo Tognato. Cambridge University Press. Pp. 66-92