En su ensayo, el historiador Marcelo Casals resume el origen y trayectoria del concepto neoliberalismo y muestra su relevancia para comprender el Chile de los últimos cincuenta años. Como bien señala el autor, este concepto se ha convertido en un término tan elástico y politizado que a veces pierde utilidad analítica. Es una categoría que “nombra lo que a la vez critica”, y muchas veces se utiliza para expresar todas las rabias y descontentos que se viven en el mundo actual. Frente a estas ambigüedades, este análisis “histórico-conceptual” logra aterrizar el concepto en el espacio y el tiempo y ofrecer una visión crítica que nos permite debatir y profundizar sobre el tema.
A modo de comentario, me gustaría destacar tres puntos que pueden enriquecer el debate y el diálogo.
En primer lugar, si bien es cierto que lograr una definición que abarque la gran diversidad de modelos y experiencias es imposible, necesitamos establecer algunos parámetros. Existe amplio consenso que el neoliberalismo se ha caracterizado por una forma de entender y organizar la economía y la relación entre Estado, mercado, y ciudadanía. Las privatizaciones, la reducción del gasto social y la liberalización comercial son quizás los aspectos más notorios de la agenda neoliberal. Estas reformas, como señala José Ragas para el caso peruano, han traído consigo un cambio en la relación de las personas con el Estado, “donde pasaron a ser consumidores antes que ciudadanos” (Ragas 2022). Pero hay también un elemento fundamental que a veces se olvida mencionar. Si bien el neoliberalismo busca reducir el tamaño e injerencia del Estado en el ámbito social y de los servicios públicos, hay un crecimiento de su rol punitivo y represivo. Para Marisol Lebrón, quien ha estudiado el caso de Puerto Rico, el neoliberalismo solo es posible con una expansión del poder represivo del Estado y la criminalización del descontento y la protesta (Lebrón 2019). Si bien en el ensayo queda claro el carácter autoritario de la primera ola neoliberal chilena y la relación entre dictadura militar y reformas económicas, sería interesante mostrar cómo esta herencia autoritaria se transforma (o se legitima) para continuar vigente a partir de la transición a la democracia.
En segundo lugar, valdría la pena profundizar un poco más en la relación entre el llamado modelo chileno y las influencias externas. Para Casals, el proyecto neoliberal chileno tiene que ser visto con sus propias características y no como “un experimento digitado desde el poderoso Norte”. Esta mirada desde Chile, o desde la llamada periferia, permite, de acuerdo al autor, resignificar las trayectorias del neoliberalismo y superar las miradas eurocéntricas sobre el tema. Sin embargo, el ensayo tiende a simplificar las relaciones transnacionales y los flujos de ideas; por un lado, un corpus producido en el Atlántico Norte a mediados del siglo XX y, por otro lado, un modelo chileno que desarrolla sus propias características en las décadas de 1970 y 1980. Es necesario reconocer que el pensamiento y práctica neoliberal continuaron evolucionando en los países del norte, que estas nuevas ideas influyeron sobre los organismos e instituciones financieras globales, y que el modelo chileno incorporó y respondió a estas influencias externas como también participó en este diálogo. El reciente libro de Raymond Craig sobre el pensamiento neo-conservador norteamericano sugiere la existencia de múltiples corrientes que se han ido reinventando durante los últimos cincuenta años (Craib 2022). Asimismo, hablar de modelo chileno asume que se convirtió en una suerte de paradigma que influyó sobre otros países, por eso hay que profundizar sobre estas conexiones y diálogos, lo cual aportaría claves para comprender mejor la influencia chilena en la región.
Finalmente, como historiadora del mundo del trabajo propongo incorporar la visión de los diferentes actores sociales y subalternos. Al fin y al cabo, el neoliberalismo ha afectado profundamente la vida cotidiana de las personas, desde el acceso a los servicios públicos a las condiciones ambientales en las cuales les toca habitar. Analizar el neoliberalismo desde abajo es fundamental porque nos ayuda a comprender su impacto y, sobre todo, a reconocer a los diversos grupos sociales como productores de conocimiento, definiciones, y conceptos.
Desde este punto de vista, un análisis del concepto de neoliberalismo no puede ignorar las miradas del mundo sindical. Por ejemplo, en un documento, titulado “Análisis y aspiraciones de los trabajadores chilenos a 44 meses del gobierno militar” y publicado como separata por la revista Solidaridad, se detallan los principales problemas que aquejaban a los trabajadores en ese entonces (Solidaridad 1977). El documento se plantea como un texto cauteloso pero directo, “nuestra visión de la realidad”, y enfatiza tres tipos de problemas o desafíos: jurídicos, socio-económicos, y laborales. Si bien en ese entonces el término neoliberalismo no era usado por los distintos actores sociales, los dirigentes se referían a la política económica del gobierno como una “economía social de mercado” (punto que también señala Casals en su ensayo) y concebida y dirigida por tecnócratas que buscaban privatizar y liberalizar la economía. Para las y los dirigentes sindicales de ese entonces era evidente que este modelo respondía a ideologías y proyectos políticos concretos y protegía a determinados intereses económico en desmedro de los trabajadores.
El documento es especialmente sugerente porque no solo identifica con claridad el impacto de las medidas de corte neoliberal en un régimen autoritario, sino además la forma en la cual estas políticas se entrelazaban (lo económico con la represión política) y las consecuencias de lo que los actores sindicales denominan un estado de “indefensión para hacer respetar los derechos adquiridos”. Asimismo, esta suerte de indefensión se expresaba en ser marginados de los procesos de toma de decisiones, un “enmudecimiento” que amenazaba con producir la “desorganización e inmovilización” del movimiento sindical.
Repensar como desmantelar el complejo entramado neoliberal, tanto en sus aspectos económicos como represivos, requiere más que nada incorporar las visiones de distintos sectores de la sociedad. Como nos recuerda el documento citado, uno de las consecuencias de este modelo ha sido el empoderamiento de los grupos tecnocráticos, a quienes, “les ha interesado que el pueblo crea que los problemas centrales son de carácter técnico. Es una vieja estrategia de la oligarquía para no permitirnos opinar acerca de los problemas que a todos nos afectan por igual”.
En suma, necesitamos seguir pensando y debatiendo la historia del modelo y las ideas neoliberales, avanzar en una definición que se haga cargo de las diversidades y cambios a lo largo del tiempo, reconocer que la difusión de ideas no fue ni es unidireccional, e incorporar las miradas y reflexiones de todos los actores sociales.
Referencias:
Solidaridad. “Análisis y Aspiraciones de Los Trabajadores Chilenos a 44 Meses de Gobierno Militar,” 1977.
Craib, Raymond B. Adventure Capitalism: A History of Libertarian Exit, from the Era of Decolonization to the Digital Age. Spectre. Oakland, CA: PM Press, 2022.
LeBrón, Marisol. Policing Life and Death: Race, Violence, and Resistance in Puerto Rico. Oakland, California: University of California Press, 2019.
Ragas, José. Los Años de Fujimori (1990-2000). Lima, Perú: Instituto de Estudios Peruanos, 2022.